Australia, tierra de héroes

No soy muy amigo de viajar (en realidad es algo que detesto), pero después de leer las dos extravagantes situaciones que tuvieron lugar el mes pasado en Australia, debo reconocer que me está entrando cierta curiosidad por conocer a las notables gentes de ese país.

La liga de la justicia

El primer sábado de mayo tiene lugar el Free Comic Book Day, una iniciativa promovida por la industria norteamericana del cómic cuya finalidad, lógicamente, es tratar de ganar nuevos lectores. Así, aquellas tiendas de todo el mundo que deciden participar en el mismo, regalan a sus visitantes algunos ejemplares y ofertan otros a precios muy competitivos. Además, un buen número de los asistentes desfilan por la tienda disfrazados de sus personajes favoritos.

Pero a este tipo de actos también acuden amigos de lo ajeno que aprovechan el relativo camuflaje que les brinda la multitud para tratar de sustraer algún ejemplar, y no precisamente de los gratuitos. Así ocurrió en el Comic Centre de Adelaide, donde el propietario, Michael Baulderstone, quien iba caracterizado como Spiderman, probablemente alertado por su sentido arácnido, detectó cómo uno de los asistentes ocultaba en su mochila un ejemplar de X-Men Omnibus (160 dólares) y se dirigía con paso decidido hacia la salida.

De inmediato Michael salió en su persecución, pidiendo ayuda, pero claro, la gente al ver a Spiderman persiguiendo a un ladrón se lo tomó a broma, confundiendo un robo real con una función. Sin embargo, cuando los gritos del hombre araña arreciaron, un grupo de élite que se encontraba próximo a la salida decidió tomar cartas en el asunto.

Así, el incauto ladrón, ya alarmado por el hecho de tener al mismísimo Spiderman pisándole los talones, quedó poco menos que fulminado cuando un grupo de Jedis le cortó el paso blandiendo sus sables de luz. Por si esto fuera poco, el peor enemigo de Apple, Flash, se unió también a tan fantástico equipo, ante lo que el ratero sólo pudo sentarse tembloroso y esperar a que llegara la policía.

El ejército Ninja

Pero si robar en una tienda de cómics puede tener esas fatales consecuencias, hacerlo en la misma calle en la que hay una escuela de Ninjutsu no le va a la zaga. En esta ocasión, tres delincuentes atacaron a un desamparado turista alemán. Sin embargo, la escena fue vista por uno de los estudiantes de la escuela antes referida, el cual rápidamente informó a su sensei.

Escasos segundos después, cuando los asaltantes se encontraban golpeando y pateando a su víctima, 5 ninjas perfectamente uniformados hicieron acto de presencia. En palabras del sensei, Keylan Soto, «nunca he visto correr a nadie tan rápido, deberían ir a las olimpiadas, se llevarían el oro».

Sin entrar en que el tal Soto suena un poco peliculero, lo cierto es que si yo veo a cinco ninjas dirigiéndose hacia mí con actitud amenazante, probablemente bata algún récord de velocidad.

Resumiendo, si vuestra economía personal está basada en los bienes ajenos y no sois un supervillano de la categoría del Doctor Octopus o el Duende Verde, evitad Australia.